¿Qué es la huella hídrica y cómo nos afecta?

La mayoría de los bienes que usamos y consumimos utilizan agua en su proceso de elaboración. Si tenemos en cuenta que en la Tierra vivimos alrededor de 7.9 mil millones de personas, esto significa que para satisfacer nuestras necesidades –desde las más básicas, como la alimentación, hasta aquellas que no son indispensables– se requiere de una cantidad superlativa de agua. Esto deja como resultado un impacto denominado “huella hídrica”.

¿Qué es la huella hídrica?

La plataforma de colaboración ecológica The Water Footprint Network la define como un indicador que mide “la cantidad de agua utilizada para producir los bienes y servicios que utilizamos”. Puede utilizarse para determinar el volumen total de agua empleado en actividades como la agricultura o en procesos productivos como los de las industrias.

La huella hídrica puede ser usada para determinar el consumo de agua a nivel individual, local, nacional o aquella que es particular a determinados negocios.

El uso de este recurso se mide en relación al volúmen de agua dulce consumido (evaporado) o contaminado. Este puede ser medido en un periodo de tiempo o en una región geográfica específica.

Tipos de huella hídrica

La huella hídrica en su totalidad puede ser desglosada en tres tipos, que se diferencian según la fuente de la que proviene el agua:

● Huella hídrica azul

Hace referencia a la cantidad de recursos hídricos utilizados provenientes de fuentes superficiales o subterráneas que se utilizan en la producción de un producto o servicio.

● Huella hídrica gris

Se trata de los niveles de agua contaminada que resulta de la elaboración de productos y la provisión de servicios para un individuo o una comunidad. Esta se calcula por los metros cúbicos de agua dulce requeridos para diluir contaminantes hasta que el agua sea lo suficientemente limpia para superar los estándares de calidad.

● Huella hídrica verde

Indica la cantidad de litros de agua de lluvia utilizados para la manufactura de un producto y que no se convierte en aguas residuales.

La importancia de la huella hídrica

“El interés en la huella hídrica se basa en el reconocimiento de que el impacto humano en los sistemas de agua dulce pueden vincularse en última instancia con el consumo humano y que los problemas como la escasez de agua y la contaminación pueden comprenderse y abordarse mejor al considerar las cadenas de producción y suministro como un todo”, menciona el doctor Arjen Hoekstra, especialista holandés que acuñó el término.

Este concepto nos ayuda, a personas y organizaciones por igual, a plantearnos preguntas sumamente pertinentes sobre la cantidad de agua necesaria utilizada en los procesos de fabricación de todo los bienes que consumimos.

Por ejemplo, ¿sabías que para producir un kilogramo de carne de res se requieren aproximadamente de 15 mil litros de agua (en una proporción de huella hídrica 93% verde, 4% azul y 3% gris)?, ¿o que, a pesar de tratarse de un país con una exportación industrial notable, sólo el 10% de la huella hídrica de China es constituida por productos que terminan fuera de sus fronteras?

Nuestra gran dependencia del agua nos ha llevado al grado de la sobreexplotación y a sufrir las consecuencias que ésta trae.

Causas y consecuencias de la sobreexplotación del agua

Como mencionamos anteriormente, el agua está involucrada detrás de muchos de los productos y servicios con los que nos beneficiamos día con día. Así que la explotación de este recurso está fuertemente ligada a la actividad humana y por ello podemos considerar las siguientes como algunas de sus principales causas:

● La demanda por alimentos y recursos agrícolas requiere de un mayor uso del agua. De hecho, esta actividad es la que consume cerca del 70% de los recursos hídricos a nivel mundial.

● El uso de agua por la industria también repercute en la sobreexplotación. De acuerdo con los datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), las industrias son el segundo mayor consumidor del agua.

● Otra gran causa es la extracción ilegal del agua a través de pozos ilegales. Según Greenpeace, esta actividad clandestina ha costado al menos 14 mil millones de euros al año en daños al dominio público hidráulico.

Esto tiene consecuencias severas, como:

● Agotamiento de los recursos hídricos subterráneos
● Reducción en la calidad del agua
● Desaparición de la biodiversidad de especies de todo tipo de ecosistemas
● Descenso en los niveles freáticos
● Salinización de los mantos acuíferos
● Secado de zonas húmedas
● Liberación de gases nocivos para el ambiente como el CO2

Soluciones para reducir la huella hídrica

Es cierto que las industrias son una de las principales consumidoras de agua; sin embargo, también son aquellas que buscan aportar con acciones para reducir la huella hídrica. Algunas de las soluciones que se pueden adoptar desde ellas son:

● Tratamiento y reutilización de aguas residuales:

A través de distintos procesos (como la micro filtración o la ósmosis), el agua proveniente del uso municipal o industrial, puede ser depurada para su reutilización.

● Tratamiento y recuperación de lodos:

Se utilizan procesos físicos, químicos y biológicos para separar a los lodos del agua residual y, posteriormente, éstos son espesados y desinfectados para ser llevados a sitios de disposición final. De igual manera, estos pueden ser usados en labores agrícolas tras un proceso de compostaje.

● Potabilización del agua:

Se trata de la conversión del agua, desde su estado natural hasta la obtención de agua potable. Considera su captación, diferentes tratamientos, almacenamiento y distribución.

● Desalinización:

Refiere a la separación de las sales del agua con el propósito de volverlas aptas para consumo humano o uso industrial y agrícola.

Por medio de acciones como las anteriores, es posible resarcir el impacto ambiental de nuestro consumo de agua. De esta manera, tanto las industrias como las personas podremos gozar de los beneficios que la preservación de los recursos hídricos nos brinda.