A medida que nuestra sociedad progresa, el uso de recursos energéticos incrementa. Dado que todos nos beneficiamos de ellos, el impacto en el medio ambiente que provocan también debe ser materia de enorme importancia para todos nosotros: desde los ciudadanos comunes, hasta los gobiernos y las industrias privadas. En este sentido, la eficiencia energética se ha convertido en una necesidad para la protección ecológica y el aseguramiento de los servicios energéticos para toda la población. Pero, ¿sabes qué es la eficiencia energética?
¿Sabes qué es la eficiencia energética?
Cuando hablamos de eficiencia energética no nos referimos simplemente a una reducción en el uso de la energía; en vez de eso, este concepto nos habla de aprovechar de una mejor manera el consumo energético que se necesita para el correcto funcionamiento de productos y servicios. Esto se puede aplicar a distintos niveles, desde lo residencial hasta lo industrial y los distintos estadios de gobierno –municipal, estatal y federal.
Si bien es cierto que la meta de la eficiencia energética es, en efecto, reducir el uso de energía –sin importar si se trata de calor, electricidad o gas– también considera que se tomen medidas para garantizar el abasto suficiente para toda la población en sus distintos niveles de actividad.
Así, además de un menor impacto ambiental por una menor emisión de gases de efecto invernadero, la eficiencia energética contempla la sostenibilidad, un impacto económico positivo y el consumo inteligente.
En este sentido, las instituciones y las empresas sin importar su área de especialidad –ya sea salud, entretenimiento, turismo o educación– pueden beneficiarse de la implementación de medidas para procurar la eficiencia energética.
Para ello, es necesario que cuenten con una infraestructura que permita implementar estrategias de eficiencia en el uso de energía. Además, es recomendable contar con el apoyo de una aliado estratégico que gestione las instalaciones para priorizar el consumo energético eficiente, responsable e inteligente.
Beneficios de la eficiencia energética
Una vez que hablamos sobre lo que es la eficiencia energética, podemos explorar los beneficios puntuales que esta puede tener.
La importancia y los beneficios de la eficiencia energética son tales que en 2018, como parte de una serie de medidas ambientales, la Unión Europea estableció como objetivo la reducción de al menos 32.5% en el gasto energético en el horizonte de 2030.
Esto, además de buscar reparar algunos de los efectos en el medio ambiente al reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, tiene como objetivo asegurar el suministro a la población, mejorar las finanzas de los gobiernos y fomentar la competitividad de la Unión con otros países y regiones.
De lo anterior, podemos concluir que, puntualmente, los beneficios de la eficiencia energética son:
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Cuidado del medio ambiente
Según la Agencia Europea del Medio Ambiente, el consumo de energía representa la mayor fuente de emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo. Estos gases son producto de la quema de combustibles fósiles para obtener la energía necesaria para el transporte y la industria.
Lograr ser eficientes energéticamente significa un mejor aprovechamiento de los recursos y la reducción de los mismos; en consecuencia, las emisiones de gases que dañan el ambiente se reducirán.
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Reducción de gastos y mejor rendimiento económico
Otro de los grandes beneficios es la disminución en el gasto en materia de energía. En otras palabras, se reducirán los costes de operación y mantenimiento. Estos se suman a los ahorros ya realizados por el consumo de energía.
Un dato de la Agencia Internacional de Energía sobre el enorme beneficio económico que trae la eficiencia energética indica que tiene el potencial de aumentar el crecimiento económico global en un 1.1%, además de generar hasta 9 millones de empleos de forma anual.
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Mostrar una responsabilidad corporativa
Además de la reducción de gases de efecto invernadero gracias a un consumo inteligente, el establecer medidas de eficiencia energética puede ser de ayuda para las empresas.
Con acciones concretas en favor del ambiente, se demuestra al público que una organización, sin importar su índole, se encuentra comprometida con uno de los temas más importantes en la actualidad: la ecología.
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Mejorar la competitividad
Al mostrarse responsables respecto al cuidado del medio ambiente, las empresas podrán obtener una ventaja comercial al destacar de entre sus competidores con una postura que atienda de forma prioritaria la eficiencia energética para mantener e incrementar la sostenibilidad.
El mayor riesgo al que se puede enfrentar una empresa u organismo es no estar preparado ante futuros cambios que pongan en peligro la operación normal de sus operaciones.
El principal riesgo energético a mediano plazo es el aumento de los costes; a través de políticas de consumo eficiente será posible prevenir estos riesgos. De igual manera, se ayudará a contrarrestar una escasez provocada por el consumo excesivo.
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Promover una mejora contínua
Con estas medidas, se promueve, dentro y fuera de las organizaciones, una cultura de mejora constante. Dentro, los empleados notarán los esfuerzos por optimizar y volver más eficiente el gasto energético; mientras que fuera de una organización, se notarán estos avances y se hará presión para que estos se vuelvan una norma, en lugar de una excepción.
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Apegarse a normas gubernamentales o iniciativas civiles
Algunos gobiernos e iniciativas civiles han comenzado a promover la eficiencia energética como una obligación para ellos mismos y para las empresas privadas. Contar con políticas de esta naturaleza ayuda a que las organizaciones cumplan con los mandatos y operen sin problemas burocráticos o de otra índole que restrinja su funcionamiento.
¿Qué se necesita para mejorar la eficiencia energética?
Para mejorar la eficiencia energética de una organización se debe contar con herramientas y tecnología que permitan gestionar adecuadamente su gasto. De acuerdo con el programa STEEEP (Support and Training for an Excellent Energy Efficiency Performance) co-fundado por la Unión Europea, la gestión energética se relaciona con el “uso sistemático de herramientas de gestión y tecnología para mejorar el rendimiento energético de una organización”.
A continuación mencionaremos algunos de los pasos básicos que una empresa o institución puede tomar si busca mejorar su eficiencia energética:
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Conducir una revisión del gasto energético con el propósito de detectar oportunidades de mejora respecto al uso de la energía.
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Elaborar un plan y medidas puntuales en favor de la eficiencia.
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Crear indicadores de eficiencia energética con los cuales sea posible dar seguimiento a las metas planteadas en el plan.
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Realizar auditorías periódicas para obtener información y analizarla en búsqueda de nuevas áreas de oportunidad o establecer metas más ambiciosas.
De este modo, una buena gestión energética deberá garantizar un menor impacto ecológico, así como una eficiencia de costes, a la par de una alto nivel de seguridad para los usuarios. Asimismo, ya sea de forma interna o realizada por un tercero experto, la gestión energética debe constar de varios elementos que garanticen su correcto funcionamiento:
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Equipos para el monitoreo y recopilación de información en tiempo real (sensores, controladores, equipo de transmisión).
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Base de datos e historial de información.
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Asistencia y mantenimiento constante.
El camino hacia un futuro mejor es posible. Con la ayuda de medidas y estrategias como la eficiencia energética, podemos llegar a él sin comprometer a las instituciones o las personas. Sin embargo, para lograrlo, todos debemos tomar parte en ello.