Actualmente el planeta atraviesa por múltiples crisis; entre ellas, algunas de las más importantes son el cambio climático, la pérdida de la biodiversidad, la contaminación y la sobreexplotación de los recursos. Para comenzar a reparar el daño ocasionado por la emergencia ecológica, es necesario conocer qué son las energías renovables, también conocidas como verdes o sustentables, pues representan una solución parcial a estos problemas.
No obstante, antes de hablar sobre qué son las energías renovables y el papel que pueden jugar para contrarrestar la crisis ecológica, así como los efectos negativos que ha tenido en el planeta, es necesario ahondar en el vínculo entre la energía y el medio ambiente.
¿Por qué es importante contar con energías renovables?
Si bien es cierto que con cada revolución industrial se ha incrementado la esperanza y la calidad de vida, también se han modificado las necesidades de producción, así como los niveles de consumo y con ello la exigencia de recursos ambientales aumentó, conduciendo así a una sobreexplotación y la pérdida de biodiversidad.
De acuerdo con el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) las tres principales fuentes de gases de efecto invernadero que lastiman el ambiente y contribuyen mayoritariamente al cambio climático son:
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Las emisiones producidas por el transporte o fuentes móviles (26.2%)
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La generación de electricidad (19%)
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Las emisiones de la industria (17.3%)
Al tener una economía basada en combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón, etc.), su obtención, uso, transporte y aprovechamiento, comprenden el 80% de la demanda actual de energía primaria a nivel mundial, lo que convierte al sistema energético en la fuente mayoritaria de emisiones globales de dióxido de carbono (CO2) en el planeta, según la Organización de la Naciones Unidas.
Los gases de efecto invernadero, como el CO2, contribuyen a la retención del calor entre la atmósfera y la Tierra, lo que, a su vez, provoca una serie de reacciones en el planeta: temperaturas extremas, aumento en los niveles del mar, transformación de ecosistemas e incluso la desaparición de flora y fauna de diversas regiones.
Además del enorme impacto que tiene la emisión de estos gases, de los cuales el sistema energético es en cierta parte responsable, también tiene repercusión en la salud de las personas. De acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), las afectaciones a la salud vinculadas con la contaminación tienen un costo calculado en 577 mil 698 millones de pesos mexicanos, lo que equivaldría al 3.2% del Producto Interno Bruto.
¿Qué son las energías renovables?
Una vez que hemos conocido un poco sobre cómo el sector energético tiene un impacto en el medio ambiente, es momento de hablar de una solución para crear un sistema energético sostenible. Comencemos por resolver la duda principal: ¿Qué son las energías renovables?
Los combustibles fósiles provienen de fuentes no renovables, lo cual significa que no pueden ser obtenidos o reabastecidos de una forma suficientemente rápida para garantizar su consumo. Contrario a esto, las energías renovables son aquellas cuyas fuentes tienen la capacidad de renovarse a corto plazo.
Las energías renovables tienen como característica principal, además de ser casi inagotables, que su obtención representa un impacto mínimo para el medio ambiente.
Existen muchos tipos de energías renovables, diferenciada por su fuente de obtención. Estas son algunas de las más conocidas y utilizadas.
Este tipo de energía renovable aprovecha la radiación electromagnética del sol a través de su captación por medio de celdas y paneles. La energía obtenida puede utilizarse para la producción directa de electricidad o para producir calor.
La energía solar es una de las alternativas renovables más utilizadas a nivel mundial pues puede ser aprovechada sin demasiada dificultad y tiene un impacto ambiental casi nulo. Puede utilizarse de forma solitaria en hogares y edificios o en conjunto con otro tipo de energías, entre las que se incluyen los combustibles fósiles.
Otro de los tipos de energía renovable más conocidos es la energía eólica. Ésta es producida cuando el viento mueve las aspas de un molino especialmente diseñado, generando así energía cinética. Para maximizar su uso, se instalan parques eólicos con múltiples generadores en áreas donde el viento es abundante.
La energía eólica se usa principalmente para producir electricidad y se trata de una fuente barata y asequible. En la actualidad el país con más capacidad para obtener y utilizar este tipo de energía es China.
Por otro lado, México tiene el potencial para generar y aprovechar este tipo de energía. En 2019, se señala que el país contaba con un aproximado de 6,200 megawatts instalados de energía eólica y esta cifra ha ido en aumento. En 2020, México se ubicó en el lugar 14 de los países con mayor capacidad de energía eólica instalada, según una clasificación realizada por la Agencia Internacional de Energía Renovables (IRENA, por sus siglas en inglés).
La energía hidráulica o hidroeléctrica es similar a la eólica, pues se obtiene al aprovechar la energía cinética que resulta de la corriente del agua y las mareas a través de molinos o presas.
En las centrales hidroeléctricas, se almacena el agua en presas o la captan directamente de ríos; ésta se libera de forma controlada con el fin de que mueva turbinas, para así generar electricidad.
Además de contar con un alto rendimiento energético y ser prácticamente inagotable, debido a la cualidad cíclica del agua, es una energía limpia que no produce emisiones tóxicas; sin embargo, una de sus principales desventajas es la devastación del medio ambiente en los lugares donde se instalan las presas hidroeléctricas.
En la actualidad, México cuenta con un total de 731 centrales hidroeléctricas destinadas para el suministro público de energía eléctrica. Su capacidad sumada es de 12,303 MW2, lo que representa el 22.5% de la capacidad total para el servicio público, según información de la Secretaría de Energía.
El término “geotérmico” proviene de la conjunción de dos vocablos griegos: geo, que significa “Tierra” y thermos, que significa “calor”. Por ende, este tipo de energía renovable aprovecha que las rocas calientes y cuerpos de agua subterráneos transmiten el calor del interior de la Tierra.
La construcción de plantas para obtener esta energía es poco invasiva y se realiza alrededor de yacimientos, como géiseres o pozos. Aunque su obtención sí genera CO2, la cantidad de éste es muchísimo menor a la que resulta del procesamiento de combustibles fósiles.
Para el mundo, nuestro país representa uno de los principales productores de este tipo de energía. Según indican datos, México es la cuarta nación con mayor producción de energía eólica, al contar con una capacidad instalada de 958 megawatts; es decir, 7% de la producción mundial.
El agua puede ser aprovechada de distintas maneras para generar energía. Además de la energía hidráulica, la energía mareomotriz también es el resultado de la utilización del agua, pero en este caso, se obtiene energía eléctrica al valerse de las mareas.
Se trata de una explotación limpia o verde, pues no genera residuos y, sobre todo, funciona con base en una fuente completamente renovable. Aunque su popularidad aún es incipiente debido a los costes económicos que implica, es, sin duda, una alternativa interesante.
Según la SEMARNAT, la biomasa es la materia orgánica constitutiva de los seres vivos, sus excretas y residuos no vivos. Este material puede ser empleado para producir electricidad o calor. Ejemplos de este tipo de fuente de energía son madera, desechos del bosque, cultivos energéticos, entre otros.
Se debe considerar que el utilizar biomasa para obtener energía sí produce CO2; sin embargo, por sus bajos niveles y por la utilización primaria de materia orgánica, es considerada una energía renovable.
Primordialmente, la biomasa es utilizada para crear biocarburantes o biocombustibles, como bioetanol –obtenido de la fermentación alcohólica de cañas de azúcar y cereales.
Respecto a este tema, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural indica que la bioenergía –obtenida de la biomasa– representa el 8% del consumo final. Asimismo, la Secretaría de Energía estima que en el país se generan 278 millones de toneladas de residuos sólidos usados como biomasa; esta cantidad conlleva un potencial energético de 2,980 PJ (Petajulio).
Optar por energías renovables es una de las muchas formas de contribuir a contrarrestar los efectos del cambio climático. Si deseas conocer más sobre temas vinculados con la energía y cómo reducir nuestra huella ecológica en el planeta, te invitamos a explorar todo el contenido que hemos creado para ti.