De acuerdo con la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés), las emisiones de dióxido de carbono (CO2) generadas por el uso de combustibles fósiles sufrieron un incremento de 6% en 2021. Este aumento –en un contexto en el que los efectos del cambio climático se conocen más que antes– obliga a repasar por qué es importante optar por otras fuentes de energía.
ÍNDICE
- ¿Qué son los combustibles fósiles?
- El impacto ambiental de los combustibles fósiles
- ¿Cómo evitar el uso de combustibles fósiles?
¿Qué son los combustibles fósiles?
El término “combustibles fósiles” refiere a toda aquellas fuentes de energía cuyo origen es materia compuesta por fósiles vegetales y animales que resultan de un largo proceso de transformación y descomposición, que tras un proceso de refinamiento, sufren cambios químicos en su estructura química.
Estos son ricos en hidrocarburos –es decir, compuestos orgánicos formados por carbono e hidrógeno– y se encuentran en distintas capas de la Tierra, así como en el fondo de océanos. Algunos ejemplos de los combustibles fósiles más usados son:
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Gasolinas
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Carbón
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Gas natural
El apogeo en el uso de estos combustibles comenzó tras la revolución industrial –siendo el carbón uno de los principales impulsores de este movimiento– y su uso aún es predominante en la actualidad. De hecho, 64% de la energía eléctrica consumida en el año 2019 provino de combustibles fósiles; en total, éstos representaron 84% del consumo de energía primaria a nivel mundial.
Pese a que los combustibles fósiles han sido el motor detrás de gran parte del avance de la humanidad, lo cierto es que no podemos dejar de lado la cuota ambiental que ejercen sobre el planeta. Como parte de ello, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), menciona que en el año 2018 el 89% de las emisiones globales de CO2 fueron consecuencia de su uso.
El impacto ambiental de los combustibles fósiles
Como ya mencionamos el uso de combustibles como el carbón, el petróleo y el gas natural tiene una incidencia directa en la generación de gases de efecto invernadero. Esto significa que su uso y obtención producen gases que, una vez que suben a la atmósfera, impiden que el calor pueda ser expulsado, por lo que queda atrapado en nuestro planeta, lo que contribuye al aumento de temperatura de la Tierra.
Lo anterior tiene como consecuencia la alteración de las temperaturas de distintas regiones del planeta y, con ello, la ocurrencia de fenómenos meteorológicos extremos, entre otros efectos, como:
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Aumento exponencial de sequías
El uso de combustibles fósiles tiene como consecuencia la escasez de agua y la degradación de la tierra. Esto provoca un acceso cada vez más limitado a agua para satisfacer las necesidades de la población, lo que deriva en pobreza, aumento de desplazamientos, menor sanidad y mayores enfermedades.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el número y la duración de las sequías han aumentado un 29% desde 2000 y, actualmente, más de 2300 millones de personas sufren problemas derivados de éstas.
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Incremento en los niveles del mar
El calentamiento global provoca que los glaciares y capas de hielo se derritan, lo que da lugar al incremento de los niveles del mar. Adicionalmente, el calor hace que el agua se expanda, lo que, en conjunto con lo anterior, ha provocado que los niveles de agua en el planeta hayan aumentado en 3.8 pulgadas desde 1993.
Este incremento afecta principalmente a las ciudades y comunidades costeras, que son impactadas cada vez más con fenómenos naturales más extremos e inundaciones más profundas que llegan a dañar calles, edificios y puentes; asimismo, esto repercute en su economía.
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Pérdida de especies animales y vegetales
Un aumento en la temperatura de nuestro planeta de entre 1.5 a 2ºC podría significar una pérdida drástica de las especies terrestres en algunas zonas. Esto implica un aumento considerable del riesgo de sufrir extinciones masivas, según indica la ONU. Por otro lado, el aumento en las temperaturas y la acidificación del agua afectan la vida de algas, distintas especies de peces, moluscos y crustáceos.
Reforzando lo anterior, una investigación de la Universidad de Connecticut concluyó que el cambio climático producido en su mayoría por el uso de combustibles fósiles, será responsable de la pérdida del 8% de las especies animales que actualmente habitan nuestro planeta.
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Pérdida de hábitats y entornos naturales
La obtención y uso de combustibles fósiles representa un riesgo considerable para los distintos ecosistemas. La extracción de recursos, la deforestación, así como la quema de combustibles y la minería alteran gravemente los hábitats y la relación entre la flora y la fauna que existen en ellos; esto tiene como consecuencia la pérdida de especies animales, vegetales y de los recursos que estos proveen.
De forma global, en el periodo 2000-2012 se taló un tercio de la cobertura forestal y otro 20% ha sido degradado. Asimismo, estimaciones calculan una pérdida de 80,000 acres de selva tropical de forma diaria, mientras otros 80,000 son degradados al mismo ritmo.
El aumento de las temperaturas repercute directamente en la abundancia y distribución de alimentos. En 2020, 811 millones de personas enfrentaron hambre; esto fue 161 millones más que en 2019.
Lo anterior se debe a distintos factores, entre ellos se encuentra la pérdida de calidad en los cultivos agrícolas debido al estrés térmico, así como la erosión de los suelos que, en ocasiones, imposibilita la siembra.
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Mayores riesgos para la salud
Las principales afectaciones a la salud consecuencia del uso de combustibles fósiles son aquellos relacionados con las vías respiratorias. Se estima que más del 90% de la población mundial respira aire con niveles insalubres de contaminantes, derivados de la quema de combustibles fósiles.
Respecto a lo anterior, una investigación reveló que en 2018 cerca de 8.7 millones de muertes a nivel mundial estuvieron relacionadas con la contaminación del aire gracias a los combustibles fósiles, cerca de un quinto de las muertes globales.
¿Cómo evitar el uso de combustibles fósiles?
Frente a los serios problemas que el uso de combustibles fósiles generan para nosotros como humanidad y el resto de los seres vivos, así como sus hábitats, es necesario plantear alternativas que nos permitan resarcir estos daños.
Por ello, las soluciones que podemos implementar pueden ser individuales, con acciones que podemos ejecutar en lo local y personal; así como organizacionales, que son llevadas a cabo por empresas, instituciones y gobiernos con una repercusión a gran escala.
A continuación desglosamos algunas de las soluciones que diversas instituciones ofrecen:
Empresas e industrias
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Utilizar energías renovables
Las empresas pueden optar por utilizar fuentes de energía renovables que no alteren sus operaciones normales. Actualmente, la valorización de residuos ofrece la posibilidad de utilizar materia orgánica como biomasa. Con ello, se puede reducir el nivel de emisiones de CO2 y se disminuye la erosión del suelo.
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Buscar la eficiencia energética
Otra manera de reducir el impacto de los combustibles fósiles es implementar soluciones en pos de la eficiencia energética. Algunas medidas son:
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Utilizar lámparas de LED
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Apagar el aire acondicionado durante la última hora de la jornada laboral
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Instalar iluminación controlada por sensores de movimiento
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Apagar monitores y otros dispositivos cuando no estén en uso
Individuales
Las acciones individuales que podemos realizar para combatir los efectos de los combustibles fósiles incluyen:
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Apagar luces en los cuartos en los que no haya gente
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Desconectar los equipos cuando no se usen
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Colocar focos ahorradores
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Reducir el uso de automóviles
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Optar por medios de transporte como la bicicleta o el transporte público